Rutina de Vida Postmodernista

De todo y de nada.

sábado, febrero 26, 2005

El Enemigo Sirio

El artículo que leerán a continuación fue extraído de Diario El Universo, Guayaquil, Ecuador. Este es exactamente el tipo de noticia que no puede dejarse pasar por alto. Es necesario que se conozca.

Los derechos de autor le corresponden al The New York Times.



Opinión Internacional
Nuestros amigos, los torturadores


Febrero 25, 2005

Bob Herbert |
EE.UU.

¿Por qué el gobierno de Bush detendría a un ciudadano canadiense, lo pondría en un jet ejecutivo, lo transportaría esposado al Medio Oriente y lo entregaría a los sirios para que lo torturen?

Según se afirma, hace tiempo que Estados Unidos ha estado indignado por el mal comportamiento de Siria, y el más reciente punto álgido es la posible participación siria en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.

Desde la perspectiva estadounidense, Siria es guiada por un régimen gangsteril que, entre otras cosas, ha patrocinado el terrorismo, ayudado a la insurgencia en Iraq y practicado la tortura. Así es que aquí está la pregunta: si Siria es un protagonista tan malvado (y lo es), ¿por qué el gobierno de Bush detendría a un ciudadano canadiense en el aeropuerto Kennedy de Nueva York, lo pondría en un jet ejecutivo, lo transportaría esposado al Medio Oriente y lo entregaría a los sirios para que lo torturen?

El Gobierno estadounidense dice que está combatiendo por la libertad, la democracia y el imperio de la ley, y condena conductas brutales siempre que alguien se comporta así. Al mismo tiempo, se conduce con su propia conducta brutal mientras hace lo indecible por mantenerlo oculto del público estadounidense y del mundo en su conjunto.

El hombre al que funcionarios estadounidenses agarraron en el aeropuerto Kennedy y luego lanzaron a la pesadilla siria es Maher Arar, de 34 años, originario de Siria, que emigró a Canadá cuando era adolescente. Nadie, ni siquiera los sirios que lo torturaron, ha podido presentar ninguna prueba que lo vincule con el terrorismo.

Fue puesto bajo custodia la tarde del 26 de septiembre de 2002, y no fue liberado sino hasta el 5 de octubre de 2003. Nunca fue acusado, y cuando no era tratado con crueldad, pasaba gran parte del tiempo en una celda sin iluminación e infestada de ratas que le recordaba una tumba.

Funcionarios gubernamentales saben que este tipo de actividad no solo está mal sino que es censurable, razón por la cual no admiten públicamente la política que les permite secuestrar personas como Arar y enviarlas a regímenes que se sabe practican la tortura. A esta política se la conoce como rendición extraordinaria, que es una variación extrema de un principio jurídico poco conocido pero antiguo denominado rendición. La rendición se refiere en forma más generalizada a la transferencia extrajudicial de personas de un país extranjero a Estados Unidos con el propósito de que respondan a acusaciones criminales.

Hay que pensar, por ejemplo, en un cerebro de las drogas que es secuestrado en Colombia y llevado a Estados Unidos para ser enjuiciado por narcotráfico. Se dice que el acusado ha sido “rendido” a la justicia en Estados Unidos.

Los tribunales en Estados Unidos han tendido a pasar por alto las circunstancias que rodean la captura de tales sospechosos. Sin embargo, al llegar a Estados Unidos, empiezan a funcionar las reglas normales de un debido proceso cuando se ejerce una acción penal, y el sospechoso tiene el derecho a un juicio justo.

En la rendición extraordinaria no hay reglas. La persona detenida, presuntamente un sospechoso de terrorismo, es lanzada a una zona en exceso secreta de anarquía absoluta, sin ningún derecho de ninguna índole. El meollo de esta práctica atroz es la transferencia del sospechoso a un régimen diestro en el arte de la tortura. Es como si un policía detuviera a un sospechoso en la calle y se lo entregara a la mafia para extraerle una confesión. La culpabilidad o inocencia que uno pueda tener no es lo relevante. No está permitida ninguna defensa jurídica. Si se comete un error, qué mala suerte.

Los funcionarios estadounidenses sabían lo que estaban haciendo cuando dieron la señal de embarcar a Arar a Siria. De tiempo atrás, desde 1996, el Departamento de Estado dijo lo siguiente en un informe sobre los derechos humanos en Siria:

“Ex prisioneros y ex detenidos han informado que los métodos de tortura incluyen choques eléctricos; extracción de uñas; introducción de objetos en el recto; golpizas, en ocasiones mientras la víctima está suspendida del techo; hiperestiramiento de la espina dorsal, y uso de una silla que se dobla hacia atrás para asfixiar a la víctima o fracturarle la columna vertebral”.

Según el Departamento de Estado, lo más probable es que la tortura haya ocurrido en uno de los muchos centros de detención que tienen las fuerzas de seguridad sirias, “en particular cuando las autoridades tratan de extraer confesiones o información sobre presuntos crímenes o presuntos cómplices”.

La rendición extraordinaria es antitética a todo lo que se supone que creen los estadounidenses. Viola las leyes estadounidenses. Viola las leyes internacionales. Y es una violación profunda de nuestro imperativo moral más fundamental: que existen límites a la forma en la que tratamos a otros seres humanos, incluso en época de guerra y de gran temor.

© The New York Times News Service.

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viernes, febrero 11, 2005

no tengo internet

Como diria un dilecto a amigo "laaaaa internet". Antes de irme a Guayaquil, por obvias razones económicas cancelé mi servicio de 1024 kbps(esto es solo para que los geeks sufran). Una vez acá la idea era reconectarme enseguida, sin embargo, teniendo en cuenta que estoy en exámenes y el espacio cibernético es una distracción de la que no me puedo sustraer fácilmente, y principalmente, que es casi seguro que me mudo a otro departamente en marzo- abril, decidí esperar hasta este último mes para volver a contratar el servicio.

Cuento esto sólo para que sepan que no he podido y no podré postear regularmente durante este lapso. Como dicen acá "háganme el aguante".

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