Rutina de Vida Postmodernista

De todo y de nada.

miércoles, enero 24, 2007

Regreso luego de las fiestas

Incentivado por el regreso del Ranto al mundo bloggero, y ante la pléyade acontecimientos de mi vida cotidiana(a quién quiero engañar, no he hecho nada en más de un mes) reabro, por enésima vez, la temporada de Rutina de Vida Postmodernista. Como es costumbre, el blog quedó botado promediando el final/comienzo de año, solo que esta vez el año terminó prontamente con Freddie Mercury y está comenzando bastante antes que lo usual.

Como algunos sabrán, este año no volví a mis Pacíficos pagos, y más bien me quedé por acá en Baires, tratando de embolsillarme el dinero del pasaje y aprovechar el mes de diciembre al máximo para dar finales. En efecto, ya solo me resta uno, y el de inglés para terminar todo, amén de la infaltable tesis que me está provocando más de un dolor de cabeza.

Lo tuve por acá a Loco Pedro, con quien departimos junto a compañías femeninas el día de mi cumpleaños. El sujeto en cuestión retornó la madrugada del 24, con lo cual quedé completamente solo en este grandísimo apartamento. No resulta novedad para mí la soledad, de hecho es probablemente una de mis más queridas amigas y consejeras. Lo novedoso de esta situación es que en este nuevo sitio donde moro la soledad quintuplica sus efectos, tanto los agradables como los displacenteros. Realmente se la puede sentir al caminar por un pasillo y pasar a una sala a obscuras y percibir el silencio y la clara evidencia de ausencia de contacto humano con las estructuras de la vivienda. Es que en realidad durante enero no recibí visitas más que una vez.

Navidad la pasé con mi querido amigo Leo, en casa de su hermana. Muy buena la comida, la compañía y el ambiente. Lamenté no poder comer más, pero a la hora en que se sirvió la cena todavía sentía en mi estómago los efectos de los festejos de la noche anterior. ¡Cómo extrañé a mi amada Alka-Seltzer! Luego de la cena familiar volvimos para Castelar, un muy coqueto suburbio de la Capital Federal donde Leonardo tiene establecida su residencia. En un bar nos juntamos con amigos de la zona a los cuales no veía desde 2005. Fue una noche bastante mesurada de mi parte, pero la mar de amena. El tren me dejó de regreso en la ciudad cercanas las diez de la mañana.

La semana transcurrió sin mayores novedades, hasta que arribó el 31. Preparé una suculenta cena. Cerdo a la parrilla(bife costilla) a las finas hierbas(tomillo, romero y basílico) junto con un risotto cuatro quesos de caja que me dejaron regalado(y el infaltable baguette). Lo acompañé de un El Portillo Malbec 2005. El vino no lo sentí correcto junto con el cerdo pero se fusionaba muy bien con el sabro y la textura del risotto. Maridaje a un lado, el vino fue una grata sorpresa.

A las 12 y dos de la mañana hablé con mis padres e inmediatamente partí para casa de Darío donde me esperaban más vino y el postre. La noche concluyó como debe concluir todo fin de año, en un antrillo, con excesos y una pelea. Mis lentes fueron los damnificados de las festividades. Por suerte tenía un par de sobra que me obsequiaron recientemente y el problema fue resuelto en esa misma semana.

Es todo lo que puedo contar de "las fiestas". En otro

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