Rutina de Vida Postmodernista

De todo y de nada.

viernes, agosto 20, 2004

Los Juegos Olímpicos

Una vez más en mi vida, como en el año 2000, he disfrutado de la suerte de contar con tiempo libre de sobra para observar la realización de los juegos olímpicos y las diferentes lides que se desarrollan en cada una de las disciplinas. Es increíble lo divertido que pueden ser ciertos deportes que usualmente marginamos de nuestro catálogo personal de preferencias, especialmente aquellos relacionados con la gimnasia y el atletismo. Ver a las chicas de la gimnasia artística realizar sutiles y sincronizados moviemientos en los ejercicios de piso acompañados de saltos impresionantes, o comprobar como un tipo puede lograr elevarse 230 centímetros para sobrepasar un barra es sencillamente impresionante. Ni hablar de deportes más cercanos a mi cotidianeidad como futbol, basquet, tenis o volley.

Estos son lo juegos olímpicos en que se encuentran deportistas de todo el mundo en un ambiente de real confraternindad mas allá de la razonable rivalidad que genera cualquier tipo de competencia.

En el espíritu que siempre llevo a cuestas, de informar y disipar errores de mis posible lectores, considero válido usar este medio para hacer una aclaración/distinción. Seguramente habrán escuchado a innumerables "periodistas" deportivos y demás comentaristas, así como al común de las personas referirse a este magno evento como "olimpiadas". Les debo hacer saber que quienes así hablan, están expresándose equivocadamente. Como han podido leer en el título del post y en el texto del mismo, utilizo la frase "Juegos Olímpicos", que es un buen romnace el nombre adecuado y único que se aplica al evento en cuestión. Por el contrario, el vocablo olimpiadas(u olimpíadas) hace referencia al periodo comprendido entre un juego y otro. Así, olimpiada fue el tiempo que transcurrión entre la clausura de Sidney 2000 y la inauguración de Atenas 2004.

Espero haber sido lo más clarificador posible sobre este punto.

|

martes, agosto 10, 2004

Un mejor periodismo

Recién terminé de ver una película excelente, llamada "All the President's men". Esta basada en un libro de Carl Bernstein y Bob Woodward sobre toda la serie de investigaciones que realizaron con relación a sus artículos en "The Washington Post" publicados a partir del Caso Watergate.

Mas allá de las inmensas actuaciones de Redford y especialmente de Dustin Hoffman, lo que me impacta cada vez que veo esta película es que muestra una realidad que en países como el Ecuador resulta casi una fantasía. Me refiero la existencia de un verdadero periodismo independiente, que, y en esto estriba para mi lo importante, tenga en cuenta que su labor no consta únicamente de informar de sucesos muchas veces cuasianecdóticos ocurridos durante el día anterior, sino también de la INVESTIGACIÓN.

¿Me pregunto cuántas veces hemos podido encontrar en la primer plana de los diarios ecuatorianos noticias resultantes de investigaciones serias? Pocas veces. Generalmente son en el mejor de los casos sobre acontecimientos insignificantes y no son continuadas en el tiempo. Las grandes denuncias son siempre originadas por los mismos políticos, y de ellas se hacen solamente eco los periódicos nacionales. Para muestra EL UNIVERSO, reconocido como de lo más serio en su categoría.

Son tantos los temas que se debieran indagar si nuestra prensa tuviera en claro su real misión. Los obstáculos van desde el partidarismo o temor reverencial para con ciertos personajes o grupos de poder, a una simple y llana indiferencia con el compromiso de cambio social a través de su labor.

Esto es una crítica, pero las soluciones están precisamente en una redefinición del papel de los medios a través de una concientización de lo que el periodismo serio reconoce como sus paradigmas y postulados básicos a través del mundo, y una decisión sincera de llevar estos principios a la práctica.

|

martes, agosto 03, 2004

Una tarde de desenfreno

Entré a ese sitio con mis deseos carnales a flor de piel. Mis impulsos me habían llevado incontrolablemente al salir del cine a caminar las casi 12 cuadras que me separaban de ese palacio de los excesos, lugar de culto desenfrenado al hedonismo y la indulgencia de los placeres sensuales.

Al ingresar pude observar como estaban colocadas frente a mi. Se podría decir que modelaban sus cualidades para que las eligiera por encima de la próxima. En verdad tendría que favorecer alguna, ningún hombre sobre esta tierra puede con todas de una sola vez. Y yo, muy a pesar de las ilusiones que he tenido sobre mis reales capacidades, acepto no ser la excepción.

Me abalancé sobre ellas, como león de coliseo sobre indenfensos cristianos. ¿Resistencia? No la opusieron. Como habrían de hacerlo si se encontraban ahí con el objeto de satisfacerme. Una a una, fui saboreando las delicias que me ofrecían. ¡Y qué delicias! Algunas más fuertes y firmes, otrás tiernas y suaves, pero todas proveyendo los mismos efectos de deleite y complacencia en todo mi ser.

Así proseguí por más de una hora regodeandome en medio de tanta molicie, hasta que finalmente arribé al hartazgo, y mi cuerpo enteró gritó ¡Basta! El esfuerzo realizado hubo de producir consecuencias. Con gran dificultad, me paré en dirección al baño del establecimiento. Realizando un inmenso sacrificio, por el estado de virtual inmovilidad que me embargaba, logré ingresar. Necesitaba asearme, y así borrar todas las huellas de mi pecado capital. Salí, pagué y me retiré, tambaleándome hasta tomar un taxi que me llevaría a mi departamento, donde finalmente caería tumbado sobre mi lecho.

Este es el recuento de mi visita la semana pasada al restaurant tenedor libre(buffet) La Bistecca.

Chao

|